venres, 31 de marzo de 2023
xoves, 30 de marzo de 2023
mércores, 29 de marzo de 2023
Sargadelos: Terceira época
A diversidade de pezas vén determinada polo consumo de novos produtos e novos costumes, que colmaban as expectativas da nova clase media que intentaba impresionar os seus invitados servindo grandes manxares nas súas vaixelas específicas, como marcaba a etiqueta, e sen que lles supuxese un elevado custo.
As pezas vendíanse soltas, polo que o usuario podía adquirilas segundo as súas necesidades, desde a vaixela máis sinxela ata a máis completa, que podía estar constituída por varias sopeiras de diferentes tamaños, partindo da de uso individual ata a de doce comensais; pratos sopeiros; unha maior cantidade de pratos chans; fontes de diferentes formas, segundo para que estivesen destinadas; salseiras, co seu prato e o seu cullerón para servir; fontes con pociño onde se recollína os mollos dos asados; fontes chás, fonda, outras cubertas para servir legumes e que se mantivesen quentes; fontiñas para encurtidos; oveiros para os ovos pasados por auga; saleiros; pementeiros; ensaladeiras de diferentes formas; xerras e gardapanos de mesa. Para as sobremesas tamén había un gran despregamento de pezas, desde os pratos, máis pequenos cós chans, ata unha grande variedade de froiteiros, compoteiras e cuncas para doces.
Despois de xantar ou cear estendérase a moda de tomar café, para o que existían completos xogos de taciñas cos seus pratiños, xerras para o leite, cafeteiras e azucreiras, cun tamaño que agora nos parece desproporcionado, pero hai que ter en conta que non se descobre o azucre moído ata 1860. Ademais, sempre se engadían cuncas grandes a maiores.
Influenciados pola moda inglesa de tomar o té, que á súa vez estaba importada das colonias, en Sargadelos fabricáronse tamén xogos con cuncas e pratos, teteiras, leiteiras e azucreiros, aos que se podían engadir fontiñas para a manteiga, copas para doces e fontes para pasteis e tortas.
O enxoval dunha casa completábase coas pezas de tocador, constituídas por xaboeira, cepilleira e algún bote para creas, ás que habería que engadir as de uso hixiénico, como son as almofías, xerras de lavabo e ouriñais de diferentes formas.
María Figueroa Quiroga: A louza de Sargadelos. Colección do Museo provincial de Lugo (p.65)
martes, 28 de marzo de 2023
luns, 27 de marzo de 2023
domingo, 26 de marzo de 2023
sábado, 25 de marzo de 2023
Giorgio Vasari: Alegoría de la Paciencia
"Sé como la roca contra la que rompen sin cesar las olas, (...) firme mientras en torno a ella se adormece la espuma del oleaje".
Así alababa Marco Aurelio de la virtud de la Paciencia. Y así, helada y hermosa, la representaba Vasari. La Paciencia sería una mujer, medio vestida, medio desnuda, entre la riqueza y la pobreza y, con esto, ya tenemos la primera cita clásica del gran Vasari a la Antigüedad: el "Aurea Mediocritas", la virtud del término medio, el "Meden Agan" griego del templo de Apolo en Delfos.xoves, 23 de marzo de 2023
mércores, 22 de marzo de 2023
martes, 21 de marzo de 2023
luns, 20 de marzo de 2023
Cesário Verde: O sentimento dum ocidental
Comeza a Primavera hoxe ás 20.24h
Lence Santar
Blanco Amor visita a Gala Murguía na súa casa
domingo, 19 de marzo de 2023
José del Castillo: Carlos VII de Nápoles, despois III de España
Ramón Otero Pedrayo: Os señores da Terra, in Os camiños da vida (capítulo III)
sábado, 18 de marzo de 2023
venres, 17 de marzo de 2023
Ruína do Colexio dos Irlandeses de Compostela
Cuenta una persona cercana a los siete herederos del Pazo dos Irlandeses de Santiago que, entre “un montón” de ofertas de cadenas hoteleras que recibieron, hace pocos años el Centro de Estudios Irlandeses de Lovaina quiso retomar la sorprendente historia del palacete compostelano abriendo en él un colegio universitario. La institución de Lovaina data de 1607, poco después de que se fundase en Santiago el que fue durante 164 años refugio y bastión de católicos irlandeses durante las persecuciones ordenadas por Isabel I de Inglaterra para imponer el anglicanismo. Felipe II y familias escapadas de aquel país promovieron la creación de este y otros centros similares en España (Alcalá, Valladolid, Sevilla), en relación con otros 25 que surgieron por toda la Europa católica. Desde 1605 hasta 1769, cuando el inmueble ya estaba bajo el control de los jesuitas y después de que estos fueran expulsados (1767), el Colegio de Irlandeses en la meta de los caminos jacobeos se dedicó a formar futuros sacerdotes católicos para reevangelizar la isla.
La gran mayoría, tal y como revelan los listados y genealogías que aún guardan los dueños del pazo, eran hijos de familias nobles de Irlanda, que venían como niños y regresaban a su país como abanderados de San Patricio, el patrón nacional que se festeja cada 17 de marzo. Hoy, en medio de una guerra judicial y un largo pulso administrativo con el Ayuntamiento de Santiago, la mansión ubicada en el corazón de lo que llaman la “almendra” monumental de esta capital Patrimonio de la Humanidad agoniza, se rompe, se empapa con la lluvia y, según informa el consistorio, ha entrado a formar parte de la lista de 125 inmuebles “en ruina o próximos a la ruina” de la Compostela histórica. [...]
Poca gente, en Santiago, conoce la belleza que el pazo esconde en su jardín; sus galerías traseras de madera, de hierro y de vidrio de colores; su monumental escalinata interior; sus tallas antiguas de santos; el San Patricio en piedra policromada que vigila el pórtico del patio central; sus muebles de época, sus molduras, sus baldosas hidráulicas; o la ingente cantidad de documentos históricos que perduraron entre sus muros de granito a pesar de los sucesivos cambios de dueños y de usos. Todos los consultados coinciden en que el conocido como Pazo dos Irlandeses o de Ramirás, en el número 44 de la Rúa Nova, es la “gran maravilla sin descubrir” del listado de inmuebles en peligro. Allí se rodaron tres películas y, antes de la pandemia, cuando entró en una programación de rutas guiadas a los tesoros ocultos de la ciudad —Patrimonio Invisible—, se convirtió en la visita más demandada.
La familia Harguindey, repartida entre Vigo y Madrid, que posee el pazo “desde hace unos 140 años” según explica la persona relacionada con los herederos, concedía a todo ciudadano irlandés que se presentase el “privilegio” de verlo por dentro. Hasta 2022 solo había que preguntar en una farmacia cercana, y en la botica contactaban con Santiago Álvarez, un vecino de 80 años que de niño celebró allí su comunión y luego fue guardés. Álvarez seguía conservando un manojo de llaves para abrir la puerta a los peregrinos y turistas procedentes de Irlanda, algo que no estaba al alcance de los compostelanos. “Ahora ya no las tiene”, informa la misma fuente, “se las tuvieron que pedir para dárselas al arquitecto, porque ya están hablando con constructoras y tramitando un crédito para acometer una obra faraónica: sustituir por completo la cubierta y restaurar el escudo”.
[...] Desde el siglo XVIII, el solar que había acogido una de las sedes primigenias de la Universidad de Santiago y el colegio para irlandeses sufrió transformaciones. Fue reconstruido, engrandecido; sirvió de vivienda particular; de residencia de estudiantes en la que llegó a alojarse un tótem de la cultura gallega, el escritor Ramón Otero Pedrayo; fue Cámara de Comercio y local del Colegio de Licenciados en Filosofía y Letras. Hasta hace 18 años, lo habitaron varias hermanas Harguindey, pero ahora está vacío y, a juzgar por el agua que llega a la planta baja, inhabitable.
Artigo completo de Silvia R. Pontevedra (EP 17.03. 2023), aquí
xoves, 16 de marzo de 2023
mércores, 15 de marzo de 2023
martes, 14 de marzo de 2023
Jean Ranc: O futuro Carlos III de España aos 7 anos (1723)
O que habería de ser Carlos III, rei de España, posa aquí, nun retrato infantil cheo de graza e frescura, examinando unhas flores á maneira dun herborista, coa man pousada sobre un volume das Bucólicas de Virxilio.
luns, 13 de marzo de 2023
Lorca y el mundo gay
- Federico era un sinvergüenza -empieza diciéndome Pepe, utilizando el término con evidente aprobación-. Era un sinvergüenza y tenía una resistencia erótica formidable.
Una vez le visitó Federico en el campo, donde estaba con su madre. Pepe deseaba afeitarse y llamó al barbero. Éste mandó a su hijo, que tenía unos veinte años y era muy rudo, tipo campesino, fuerte y moreno. Federico abrió la puerta y volvió andando delante del chico, haciéndole enormes guiños a Pepe. Tenía los ojos en blanco y la boca abierta para expresar su admiración por el muchacho, que no podía ver los gestos porque estaba detrás.
Cuando el muchacho terminó de afeitar a Pepe, Federico insistió en que él también necesitaba afeitarse, pero no allí, en el estudio, sino en la habitación de Pepe, donde, dijo, podría lavarse mejor. Pepe temió por las intenciones de Federico, pero le dejó hacer. Al cabo de un rato vio salir al barberito cabizbajo. Luego vino Federico, todo sonriente y diciendo: "¿Me perdonas, Pepito, me perdonas?"
Solía decirle: "Pepito, todos los que tenemos lunares en la cara somos maricones. ¡Mira que tú tienes muchos!".
Ian Gibson: Lorca y el mundo gay (p. 324)