"Sé como la roca contra la que rompen sin cesar las olas, (...) firme mientras en torno a ella se adormece la espuma del oleaje".
Así alababa Marco Aurelio de la virtud de la Paciencia. Y así, helada y hermosa, la representaba Vasari. La Paciencia sería una mujer, medio vestida, medio desnuda, entre la riqueza y la pobreza y, con esto, ya tenemos la primera cita clásica del gran Vasari a la Antigüedad: el "Aurea Mediocritas", la virtud del término medio, el "Meden Agan" griego del templo de Apolo en Delfos.Encadenada por un pie a una roca, tendría las manos libres como signo de libertad: podría desencadenarse, pero no quiere. Se limita a mirar cómo las gotas que caen de una clepsidra van horadando la roca, soportando, tolerando el frío y el sufrimiento.
La cita de Marco Aurelio no era una frase escogida al azar. Lo que está haciendo Vasari es poner en imágenes todo un principio ético y vital: el hombre virtuoso, el que aspira a la verdadera felicidad, es aquel que aguanta, que resiste, que renuncia...
Pon "en manos de los dioses todo lo tuyo (...) como un hombre que no se presenta como dueño y señor, ni como esclavo de nadie" (Marco Aurelio).
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