venres, 30 de setembro de 2022

Johannes Eerdmans: Cereixas

Merenda (ca. 1800)


El Museo de Historia ha adquirido una escena cargada de elementos típicos del Madrid de finales del siglo XVIII: vino dulce Aceite de Venus, un vaso de barrilete de la Granja y varios bizcochos de soletilla envueltos en papel blanco. La loza sobre la que estos dulces descansan y las copas de cristal junto al aguardiente amarillo del fondo completan una composición que invita al espectador a degustar una típica merienda madrileña. Precisamente ese es el título de la obra –Merienda–, una pintura que nos habla de la corte de Carlos III (1716-1788), monarca que durante su reinado promovió la construcción de las Reales Fábricas, iniciadas por su predecesor Felipe V.

Esta escena atrajo la atención de los conservadores del Museo de Historia de Madrid desde que la galería Ana Chiclana la expuso en su stand de la pasada edición de Feriarte, aunque no ha sido hasta ahora cuando se ha podido hacer efectiva la venta. Una partida presupuestaria dedicada especialmente para adquisiciones en galerías, ha permitido al centro público costear las cinco cifras que ha tenido que pagar por la pieza.

La relevancia de este bodegón costumbrista para los fondos del museo madrileño resulta innegable, ya que los elementos de la escena están cargados de significado histórico. Por un lado, el barrilete realizado en vidrio blanco de leche remite a la Real Fábrica de la Granja, mientras que en la etiqueta de la botella de aguardiente situada en el extremo derecho se puede leer lo siguiente: “Mateo Richard exdirector de la extinguida Real Fábrica de Licores de Madrid”. Este dato ha resultado fundamental para el concretar la datación de la pintura, fechada en torno al 1800.

Cabe destacar su buen estado de conservación. Pero al margen de su calidad artística, este bodegón es, como decíamos, un testimonio histórico de las costumbres típicas del Madrid de finales del siglo XIX.

mércores, 28 de setembro de 2022

Dom Carlos I: Carta ao Conde de Arnoso (1889)

 Carlos Fernando Luís Maria Victor Miguel Rafael Gabriel Gonzaga Xavier Francisco de Assis José Simão de Bragança Sabóia Bourbon e Saxe-Coburgo-Gota, foi o penúltimo Rei de Portugal. Nasceu em Lisboa, no Palácio da Ajuda, a 28 de Setembro de 1863, e morreu na mesma cidade, no Terreiro do Paço, a 1 de Fevereiro de 1908.

Amigo Bernardo, dos desertos do Roncão d’el-Rei, na mais bela poética noite de luar que ver se possa, te escreve este teu amigo. Nada pode haver de mais belo; os rouxinóis cantam à desgarrada, o ar rescende dos milhares de loendros (laurier-rose) que cobrem as encostas alcantiladas do Guadiana. Que maravilha, que encanto, que tristeza (tu, com certeza, aqui choravas!). Neste momento, ouve-se o sinistro roncar da coruja e o longínquo uivar dos lobos, misturado com o forte ladrar dos rafeiros e os nossos cavalos relincham inquietos nas quadras... É à luz dum prosaico castiçal (uma garrafa com uma vela) que te escrevo estas sentidas regras, que espraio sobre este branco papel as ondas da minha melancolia. E como não estar melancólico se acabamos de fazer dezasseis léguas a cavalo em oito horas e não descansámos e não dormimos a noite passada senão uma mísera hora e vemos apenas diante de nós umas velhas esteiras, as nossas mantas, e os aparelhos dos nossos cavalos como travesseiros, para passarmos umas noites.

luns, 26 de setembro de 2022

Vivir

 Vivir, vivir de una manera auténtica ni es fácil, ni sencillo ni indoloro. Requiere esfuerzo físico e intelectual, requiere sacrificio, requiere tiempo y requiere agallas. Y no existen fórmulas mágicas, ni atajos, ni secretos absurdos ni reglas que invariablemente se deban seguir. Uno debe construir su camino de vida aceptando que otros, mejores y más sabios que nosotros, estuvieron antes destilando conocimientos e ideas que sirvieron de camino a otros.

Isabel Coixet: No te va a querer todo el mundo (p. 21)
Alfred Stieglitz: Georgia O'Keeffe no anos 20

mércores, 21 de setembro de 2022

Paisaxe de Urbano Lugrís

 

Kao Malo Vode Na Dlanu

 Expresión dos Balcáns empregada para dicir 'Quéroche'; a tradución é 'Sostéñote como quen sostén un pouco de auga nas mans'. Mireia Sallarès explica que é toda unha metáfora do acto de amar: Con pouca auga non fas nada, e con moita tampouco porque escorrerá entre as mans; se pechas de máis a man ou se a abres a auga caerá fóra, pero en calquera caso o certo é que sempre te mollarás.

San Mateo

martes, 20 de setembro de 2022

Isabel II: el reinado de la imagen

 Cuidada y calculada, pero también artística y contemporánea. Un viaje acelerado a través de siete décadas de retratos de Isabel II a cargo de grandes fotógrafos, como Cecil Beaton, Yousuf Karsh, Snowdon o Rankin. Y una pregunta de Juan José Millás: ¿dónde está su bolso?

sábado, 17 de setembro de 2022

Jacinto Antón: "Cuando vienen a por ti los troles de Mordor"

[...] El propio Tolkien (1892-1973) se movía en un mundo de hombres (lo cuenta su biógrafo Humphrey Carter, J. R. R. Tolkien, una biografía, Minotauro, 1990). Para él —hijo de su época—, lo natural era que el universo masculino y el femenino estuvieran separados, ellas en el ámbito doméstico o como mucho en el de “los misterios de la Bona Dea”, como decía C. S. Lewis. Los Inklings eran todos varones y en ese tipo de grupos las mujeres estaban excluidas. Tolkien había vivido además la intensa experiencia del frente en la Primera Guerra Mundial, en el Somme, caracterizada por la camaradería masculina (uno de los leitmotiv de El señor de los anillos). Es cierto que una de las historias más recordadas del escritor es la del mortal Beren y su amor por la bella elfa inmortal Lúthien (en la lápida en la tumba de Tolkien y su esposa Edith figuran los nombres de los dos personajes, identificados con ellos), pero eso apunta a una idea romántica e idealizada de la mujer y del amor que no está reñida con una discriminación en la práctica. En sus cartas, recogidas por el propio Carter, Tolkien señala que no cree en la amistad entre hombres y mujeres. [...]

Otra característica del escritor que se suele pasar por alto es que tenía un compromiso total con el cristianismo y con la Iglesia Católica: su sentimiento religioso, teñido de angustia o dicha según las circunstancias, empapa su obra (véanse los reveladores textos al respecto en J.R.R. Tolkien, Señor de la Tierra Media, Minotauro, 2001, i.e. El señor de los anillos, una perspectiva católica, de Charles A. Coulombe, o La pasión según Tolkien, de Sean McGrath). Y muchos de sus temas como el Mal, la luz espiritual, la caída, la tentación, la carga o la vida eterna, por no hablar de la resurrección de Gandalf, emanan de una profunda conciencia religiosa. Tolkien era de comunión diaria (siempre previa confesión) y partidario de la misa en latín (es lo que tiene conocer lenguas), aunque probablemente la habría preferido en quenya o sindarin.

Dicho todo esto, que no tiene por qué afectar a la lectura de algo tan magnífico como El señor de los anillos, hay que recordar que Tolkien es un tipo que deslumbró a Auden (escuchándole en directo declamar su traducción del Beowulf: la ha publicado Minotauro), que dijo cosas tan hermosas como que “un dragón no es una fantasía ociosa” (algo en lo que estará de acuerdo George R. R. Martin, que tanto le debe) y que nos ha llevado a alturas excelsas de emoción y sentimiento. [...]

Pero lo que ha permanecido imborrable en mi memoria de aquel tiempo es la sensación de sentarme en sofá chester de mi abuelo cuando en casa dormían, poner en el tocadiscos la Quinta de Mahler, abrir El señor de los anillos y sumergirme en ese arrebatador mundo de épica melancolía y de esplendorosa oscuridad, donde la aventura y hasta la victoria sobre el Mal se tiñen del sino irremediable de que todo, el heroísmo, las espadas, los anillos, los elfos, la amistad, el amor y la juventud, está inexorablemente condenado a desaparecer. “¿Dónde están el yelmo y la coraza, y los luminosos cabellos flotantes?, / ¿dónde están la primavera y la cosecha y la espiga alta que crece? / Han pasado como una lluvia en la montaña, como un viento en el prado; / los días han descendido en el oeste en la sombra de detrás de las colinas. / ¿Quién recogerá el humo de la ardiente madera muerta, o verá los años fugitivos que vuelven del Mar?”. Ah, Tolkien, Tolkien...

Artigo completo de Jacinto Antón en EP (17.09.2022)

venres, 16 de setembro de 2022

Gekko Hayashi de Gojin Ishihara

"Despistes", de Juan José Millás

 Llamaron a la puerta. Era mi vecina, que se quedó viuda hace un mes, pobre. Sus tres hijos se encuentran en el extranjero y vive sola, como yo. Venía a devolverme un tomate que le había prestado el martes. En realidad, no le había prestado ningún tomate el martes, pero me pareció una indelicadeza rechazárselo y lo tomé con muestras de gratitud. Más tarde, a la hora de la cena, mientras preparaba el tomate para hacerme una ensalada, me dio por pensar que quizá era yo el que se había olvidado del préstamo y no ella la que se lo había inventado. De hecho, desde el fallecimiento de mi mujer, del que enseguida hará dos años, me falla la memoria de lo inmediato.

Al día siguiente, cogí un par de huevos del frigorífico y llamé a la puerta de mi vecina. Le dije: “Toma, los huevos que me prestaste el jueves”. “No haberte molestado”, dijo ella aceptándolos, “pero me vienen bien, tengo la nevera vacía”. La verdad es que no me había prestado ningún huevo el jueves ni ningún otro día, pero los recibió con tal naturalidad que dudé de mí. Tal vez sí me los había prestado y no lo recordaba.

Poco tiempo después apareció ella con una tacita de sal que aseguró deberme. La tomé y de paso le di los dos pimientos rojos que afirmé deberle yo. De este modo, cogimos la costumbre de devolvernos cosas que no nos habíamos prestado o que habíamos olvidado haberlo hecho. Siempre eran cosas sencillas: una cebolla, un puerro, unos alicates. Un día que vino a devolverme un ibuprofeno la invité a tomar un café y vimos juntos el telediario. Luego se levantó y procedió a despedirme como si fuera ella la que vivía en mi casa y yo en la suya, de la que me dio las llaves como si se me olvidaran. “Que te dejas las llaves, despistado”, dijo. Ahora vivo en la casa de al lado, que creo que no es mía, aunque tampoco me atrevería a asegurarlo.

xoves, 15 de setembro de 2022

El extraño caso de los Galvin

Su editor fue quien le puso en contacto con Lindsay y Margaret, las dos hermanas Galvin. Eran las menores, y también las dos únicas niñas, de la larga prole de 12 hijos que tuvieron Don, un veterano de la II Guerra Mundial, y Mimi, una perfecta ama de casa. Seis de los chicos fueron diagnosticados con esquizofrenia, en uno de los casos de salud mental más insólitos de EE UU, estudiado por especialistas médicos para tratar de desentrañar la vieja cuestión de si esta afección es hereditaria o adquirida.

“La primera vez que hablé con ellas sobre su trágica historia pensé que no todos los miembros de la familia que aún vivían estarían de acuerdo con que hiciera un libro sobre su caso, pero después de unos meses de conversaciones resultó que sí lo estaban, incluida Mimi, la madre. Hay muchos y ensayos, memorias de esquizofrénicos y libros médicos, pero nunca se había hecho un libro de no ficción, una investigación sobre una historia como la de los Galvin con los testimonios de todos”, explicaba este jueves en Madrid el periodista de investigación Robert Kolker (Maryland, 53 años), autor de Los chicos de Hidden Valley Road. En la mente de una familia americana (Sexto Piso).

Poco después de arrancar su investigación, en un hospital del Colorado que visitó con Lindsay, les dieron dos carros llenos de carpetas que contenían el historial médico de los Galvin. “Aquello cambió la historia”, recordaba Kolker, quien a lo largo de las 500 páginas de su volumen reconstruye no solo la historia de la familia sino la evolución de la psiquiatría y del estudio de la esquizofrenia, desde la disputa entre Carl G. Jung y Sigmund Freud hasta el papel de las farmacéuticas. “Cuando el primer hermano, Donald, empezó a tratarse no se practicaban lobotomías, sino que se recetaban psicofármacos, algo que hoy se sigue haciendo como si fueran la panacea. Hemos crecido en una era en la que parece que hay una píldora para curar todo, pero no es así con la esquizofrenia. Uno de los motivos por los que el estigma en torno a la depresión, la ansiedad o la bipolaridad ha disminuido es porque hay medicamentos cada vez más sofisticados que son en muchos casos efectivos para tratarlo, pero no ocurre con los esquizofrénicos y estos enfermos tienen una mayor dificultad para luchar o protestar. Se considera que las medicinas existentes son suficientemente buenas porque calman a los pacientes, pero no mejoran con estos tratamientos”, explicaba el periodista.

“El caso de los Galvin ayudó a determinar que había un componente genético, una serie de mutaciones, pero no hay un gen en concreto. La predisposición a la enfermedad no implica que se desarrolle necesariamente”. Por eso, añade, para combatir el desarrollo de la esquizofrenia hoy se busca el fortalecimiento del cerebro y se trata de prevenir que haya nuevos brotes que debiliten a los pacientes y compliquen los casos diagnosticados. “La esquizofrenia no es una enfermedad como la covid, digamos, es un diagnóstico que abarca distintas afecciones. Hay un epidemiólogo que ha apuntado que la fiebre hace siglos se consideraba una enfermedad en sí misma y no un síntoma. Puede que con la esquizofrenia y otras enfermedades mentales severas acabe pasando lo mismo”.

En el caso de los Galvin, Kolker describe peleas con cierto sadismo entre los hermanos, también los abusos de un sacerdote amigo de la familia y de Brian Galvin hacia el resto. ¿Cómo es posible que ese nivel de violencia no alarmara a los padres? “Don y Mimi consideraban que seguían las reglas, sus hijos eran monaguillos, tocaban instrumentos musicales, tenían una formación artística y compartían la afición a la cetrería. El resto pensaban que se ordenaría solo. Se agarraban a esa vieja idea de que los chicos son chicos. No pensaban que hubiera algo más”, explicaba el autor. 

Mimi se negó a ver los problemas hasta que en los años 70 el crimen seguido de un suicidio de uno de sus hijos la cambió totalmente. “Mantuvo su compostura y su manera de ver el mundo, pero en ese momento su misión fue otra. Ya no se trataba de mantener la imagen de la familia perfecta sino de obtener ayuda y tratamiento para sus hijos”. Una de las cosas que Kolker denuncia en su libro es la teoría de las llamadas “madres esquizofrenogénicas”, señaladas como principales responsables de la enfermedad mental de sus hijos. “Uno de los grandes errores ha sido culpar a las madres de cada trastorno psiquiátrico, desde el autismo hasta el comportamiento psicótico, incluso de la homosexualidad cuando se consideraba una enfermedad”, señalaba. “Hay un claro sesgo misógino que se filtró en el psicoanálisis”. En el caso de los Galvin, dice el periodista que, en parte, estas acusaciones, que dejaron en shock a Mimi y la avergonzaron profundamente, fueron lo que la llevó a tratar de mantener a sus hijos lejos de los hospitales. “Deberían haber sido tratados antes, y eso podría haber mejorado las cosas”.

Seis de los hermanos Galvin no padecen esquizofrenia, ¿cómo conviven con la sombra y la sospecha de esa enfermedad que ha marcado su familia? “Son funcionales y muy agradables, pero cuanto más les he conocido, más he visto que están hipervigilantes. Nunca superaron esa duda de quién sería el próximo. En la siguiente generación solo hay dos casos de enfermedad mental. Pero lo que más me intrigaba cuando trabajaba en la investigación era entender por qué las dos hermanas no optaron por alejarse de forma radical de la familia. Cada una de ellas ha tenido una evolución distinta: Lindsay tomó perspectiva sobre el caso de sus hermanos y la postura de su madre y vio la injusticia que castiga a muchos enfermos mentales que acaban en prisión o en la calle, y reclama un mejor sistema de salud mental. Margaret ha sabido marcar mejor la distancia, pero también ha necesitado acercarse a su historia familiar para cerrar la herida”.

Artigo de en El País (16.09.2022)
La familia Galvin en 1965. Seis de los doce hijos de Donald y Mimi fueron diagnosticados de esquizofrenia

martes, 13 de setembro de 2022

In memoriam


 Jean Luc Godard (1930-2022)

José Miguel Fernandes Jorge: Com o espírito da casa




Acabei hoje o sabonete cujo uso iniciaste aquando 
o teu último banho cá em casa. Ficaram coisas que 
te pertencen e que não sei se deva guardar,
a saber: um candeeiro, um desenho, uma fotografia.
Outras coisas ficaram
alguns discos e já não sei que livro. Não ferem
tanto. Há ainda a memória da pele, o amarelo dos
olhos e algumas expressões do teu português falado.
Mas estas últimas coisas já se confundem com o
espírito da casa, quero dizer-te com a poeira da
casa.

Poema de Ángel González

 

domingo, 11 de setembro de 2022

Pieter Brueghel de Oude, o Vello: Paisaxe coa caída de Ícaro

In memoriam


Alain Tanner (1929-2022)

In memoriam


Javier Marías (1951-2022)

Sargadelos



Al cerrarse las fábricas, los moldes y grabados se malvendieron y dispersaron; la única Empresa que parece haber adquirido algunos fué la de Pickman; menos de lo que se supone porque se toman como suplantaciones de Sargadelos imitaciones directas de loza inglesa. Como los moldes, se dispersó el archivo, que ya había sufrido mermas considerables. De la ruina de los edificios tan sólo se salvaron residencia y jardines. Pero desde el momento mismo en que cesó allí la actividad industrial, Sargadelos se convirtió en un motivo de <<saudade>>. Muy pronto comenzaron a buscarse y a exhibirse sus lozas, con una ufanía en que entraban no poco el abolengo y el arraigo que la posesión demostraba. A la capilla, al hórreo y al ciprés proverbiales del pazo se añadía ahora la vajilla de Sargadelos (lo malo es que la vajilla era casi siempre Gón figurillas). dola, imitación Copeland, y que mientras se colocaban sus piezas en los aparadores de roble del antecomedor, los platos de loza pintada pasaban al gallinero y los niños jugaban con las figurillas).
José Filgueira Valverde: Sargadelos (p.50)

Pequena elegia chamada domingo, de Eugénio de Andrade

O domingo era uma coisa pequena.
Uma coisa tão pequena
que cabia inteirinha nos teus olhos.
Nas tuas mãos
estavam os montes e os rios
e as nuvens.
Mas as rosas,
as rosas estavam na tua boca.
 
Hoje os montes e os rios
e as nuvens
não vêm nas tuas mãos.
(Se ao menos elas viessem
sem montes e sem nuvens
e sem rios...)
O domingo está apenas nos meus olhos
e é grande.
Os montes estão distantes e ocultam
os rios e as nuvens
e as rosas.
 
 

sábado, 10 de setembro de 2022

Isabel II no Prado

 Jorge Semprún, ministro de Cultura, conta en Federico Sánchez se despide de ustedes que sucedeu no Prado durante a única visita oficial de Isabel II a España.

Proclamacións de Isabel II e Carlos III (1952/2022)

Góndola rosa (Sargadelos. Terceira época)

Plato de la Real Fábrica de Sargadelos, con forma circular, borde tetradecagonal y decoración estampada sobre loza blanca de pedernal. En el ala, orla de viñetas del modelo "Góndola", que alternan rosas y paisajes con el motivo del jarrón Medici, que se reproduce a mayor escala en el asiento. Más concretamente, se trata de un jardín con balaustrada y unas escaleras que llevan a un río sobre el que navega una embarcación a vela, protagonizado por una crátera de estilo clásico. Al fondo una colina con edificios de estilo clásico.
Por sus características, este plato pertenece a la tercera época (1845-1862), la mejor de la fábrica y la más productiva. En ella la locería estuvo arrendada a la sociedad santiaguesa de Luis de la Riba y Compañía, que importó operarios ingleses, modernizó las instalaciones y en 1847 nombró director a Edwin Forester, procedente de Staffordshire. Bajo su égida se fabricaron grandes cantidades de vajillas y piezas de uso de todo tipo, de loza blanca de calidad. En particular, se introduce la loza fina de pedernal, de color blanco-cremoso, una variedad muy resistente, ligera y con barniz poco espeso.
Desde el punto de vista de la decoración, este plato pertenece a la serie "Vistas fantásticas", representando el jardín modelo "Góndola", que se reproduce a pequeña escala en las viñetas alternas. La serie de "Vistas fantásticas" constituye la producción más numerosa de la fábrica lucense y tiene su origen en la loza de la región inglesa de Staffordshire. Se caracteriza por la representación de una serie de imágenes híbridas que encarnan el gusto romántico, mezclándose diferentes estilos historicistas -medieval, clasicismo, baroco, etc.-, teniendo también cabida el exotismo oriental y la pasión por la naturaleza. Específicamente, la pieza pertenece a la subserie Jardín fantástico modelo "Góndola", cuyo origen se encuentra en la fábrica Copeland & Garret de Burslem, entre 1830 y 1840. Sargadelos copia este tema literalmente y lo convierte en uno de los más populares, aplicándolo a todo tipo de piezas (juegos de café y té, piezas de escritorio, de tocador, etc.), y en colores rosa, verde, azul, negro, marrón y violeta. El motivo principal siempre va a ir acompañado de una orla con alternancia de paisajes y rosas, como en este caso.
Para identificar sus productos, la Real Fábrica de Sargadelos recurrió a distintas marcas. En la tercera etapa observamos el uso preferente de la que consiste en una corona real rodeada de la inscripción "REAL FÁBRICA / SARGADELOS", como la impresa en este caso, utilizada también en la cuarta etapa. Podía ir sola o acompañada de otras como por ejemplo números que hacen referencia a la producción o a algún control de operarios.

xoves, 8 de setembro de 2022

Nice to meet you

In memoriam

The cakemaker

¿Cómo se le ocurrió la idea de «El repostero de Berlín»?

Me inspiré en la historia real de alguien que conocí. Un amigo, que tenía una doble vida. Por un lado tenía una familia, pero por otro era gay. Decía que era bisexual, pero la realidad era que le gustaban los hombres y que mantenía su vida con su familia solo por ceñirse a los estereotipos de la sociedad, porque le encantaba quedar con hombres. Murió de cáncer. Y después, su mujer descubrió que tenía una doble vida. Yo les conocía. Cuando murió, ella me contó la historia... aunque yo ya la sabía, pero no sabía que había muerto porque llevábamos tiempo sin hablar. Cuando me enteré, me pareció una historia muy importante que contar. Si pierdes a alguien a quién amas, que es muy importante para ti y después te das cuenta de que te ha mentido. ¿Cómo reaccionarías? Esa es la pregunta clave de la película. En base a ello, cree esta historia, que no es del todo real, pero está inspirada en esa. Lo demás es un aporte mío: la comida, la religión, las conexiones entre Berlín y Jerusalén, el tema de la sexualidad...

Viendo el éxito que en los últimos tiempos han tenido películas como «Moonlight», «Call me by your name» y «Tierra de Dios», ¿piensa que la homosexualidad ha dejado de ser un tema tabú en el cine?

Ahora parece que está de moda hablar de estos temas. En el pasado, si querías ver una película sobre gays o lesbianas solo podía ser en festivales concretos. Ahora, esas historias se pueden ver en el cine y le gustan a la audiencia. También ocurre en televisión: en casi todas las series hay gays, lesbianas o transexuales. A menudo pensamos que nosotros, como gente que amamos la cultura y vivimos en la igualdad y en base a los derechos humanos, disfrutamos de un mundo cada vez más abierto. Pero no es así. En paralelo a ese movimiento, a nivel político lo cierto es que el mundo está yendo hacia atrás. Se está volviendo más religioso, conservador e intolerante. Por ello, tenemos que tener cuidado. Todavía hay muchos problemas para ser gay, aunque «Moonlight» haya ganado el Oscar. Todavía queda mucho por hacer.

Entrevista a Ofir Raul Graizer, director de El repostero de Berlín

A música calada, a soedade sonora