venres, 28 de febreiro de 2020

Carl Larsson: Recanto acolledor (1894)

La satisfacción perruna de que todo está en su sitio, la misma mujer al ado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la pasta dentífrica...

J. Cortázar: Historias de cronopios...

martes, 25 de febreiro de 2020

Carlo

Tengo los los ojos puestos en un muchacho, delgado de cintura, moreno y alto. A la flor, a la pitiflor, a la verde oliva, a los rayos del sol se peina la niña.
 

domingo, 23 de febreiro de 2020

A Santa, de Asorey


Realizada en madeira policromada e de case dous metros de altura, a escultura Santa é unha das pezas máis destacadas de Francisco Asorey, e tamén dunha das obras de arte galegas máis significativas do pasado século, polo potente e provocador simbolismo co que representou a muller galega, rachando cos códigos estéticos predominantes na época.

Foi presentada en 1926 na Exposición Nacional de Bellas Artes en Madrid, onde o escultor cambadés levaría a primeira medalla con outra obra, San Francisco. Santa, pola súa banda, provocou gran sorpresa pola súa representación dunha labrega galega cun corpo espido marcado polo duro traballo –nunha imaxe moi afastada da figura feminina idealizada que predominaba na arte de principios do século XX– e portando ademais un xugo de vacas, o que potencia a mensaxe de traballo e sometemento.

A imaxe orixinou un amplo debate, dando lugar a discusións arredor da representación do corpo da muller e tamén ao fío da lectura política da obra, que se asociou aos esforzos da muller labrega pero tamén se entendeu como un símbolo da situación da Galicia da época.

A obra sería cualificada na prensa da época como “dun realismo cru, brutal”; “dunha orixinalidade, atrevemento e beleza que só un artista de excepcionais facultades pode concibir e executar”, ou “a obra máis orixinal, máis dotada de virtualidade estética e de resistente valía que hai na Exposición Nacional”. Anos despois, nunha entrevista á prensa en 1956, Francisco Asorey consideraría esta escultura como a obra da que se atopaba “máis satisfeito”.

sábado, 22 de febreiro de 2020

Nickolas Butler: Canciones de amor a quemarropa (fragmento)

 Esos hombres, esos hombres que se conocían de toda la vida. Esos hombres que habían nacido en el mismo hospital y a quienes había traído al mundo el mismo ginecólogo. Esos hombres que habían crecido juntos, que comían la misma comida, que cantaban en los mismos coros, que habían salido con las mismas chicas y respiraban el mismo aire. Se relacionan con un idioma propio y exhiben sus propias señales invisibles, como los animales salvajes. Y a veces les basta con estar juntos andando por el bosque o viendo la tele o asando unos filetes en la parrilla. Esto lo he visto yo: días enteros partiendo troncos sin cruzar más que una docena de palabras. De no ser por esa sonrisa que tenían grabada en la cara, cualquiera diría que ya estaban hartos los unos de los otros o que se guardaban un odio atroz.

xoves, 20 de febreiro de 2020

Los hemanos Galdi

 Sensacional retrato en sepia de los hermanos Galdi tomado en la terraza de Von Plüschow en Posillipo, alrededor de 1905 o 1908. Vincenzo (a menudo llamado el Antínoo de Nápoles debido a su parecido con el Erómenos de Adriano) está a la izquierda y Eduardo, el mayor de los dos, aparece sosteniendo con elegancia un abanico de plumas.

sábado, 15 de febreiro de 2020

Rafael Alberti

 

Amor.

Amor, déjame quererte. Abre las fuentes, amor. Mis labios quieren beberte. Amor. Amor, está anocheciendo. Duermen las flores, amor, y tú estás amaneciendo. Amor.

venres, 14 de febreiro de 2020

Si la Tierra es redonda y otras noticias (17.01.1960)

 A petición de la UNESCO y de acuerdo con las decisiones de una comisión especial de ésta que funciona en Birmania para la organización de la enseñanza, el Gobierno de Rangún ha acordado obligar a los budistas heterodoxos de la Amjayana a que enseñen en sus escuelas que la Tierra es redonda, y no una tortuga de lento andar en cuyo caparazón habitamos. El ministro de Educación paseó por las escuelas amjayanas un globo terráqueo luminoso, y en las paredes de las casas en que los dichos herejes viven -la Amjayana parece tener tendencia al ghetto-, fueron pintados mapamundis, en los que se ve perfectamente el lugar que ocupa Birmania, que no es precisamente más de la mitad de la tierra habitada, como sostienen los sabios amjayanos... Estos opinan que es probable que nuestros humanos ojos, de visión imperfecta y limitada, vean el planeta en forma de esfera, imagen falsa y superficial. Pero Sakia Muni, cuando subió a la décimo séptima nube, miró hacia abajo y la Tierra brillaba a la luz del sol, espléndida tortuga. Y la mirada del iluminado era perfecta, sin que nada la turbase, y desnudaba a lo que existe de las apariencias para contemplar humildemente lo real y eterno. ¿Cuál es, pues, la obligación del maestro? ¿Enseñar las apariencias o el ser, la cosa real?

Ha habido tumultos, han sido quemados globos terráqueos, hay heridos, y lo que más sorprende e irrita a los amjayanos, es eso de que hay antípodas, que hay gente por abajo. Y uno de los más altos jefes de la secta ha huido a la India y ha pedido asilo político, protestando contra la arbitrariedad de un gobierno bárbaro que obliga a creer a sus súbditos en la redondez de la Tierra y en que hay antípodas... Todos los humanos estamos encima de la concha de la tortuga, y algunas naciones en el cuello; por ejemplo, los ingleses, porque son gente soberbia, Rimji dice que hay un dicho en Birmania que asegura: "crédulo como un inglés". Los japoneses están en el borde posterior de la concha, medio en el aire. Y el centro de ella, el omfalos, el ombligo del mundo para los amjayanos, es la isla de Ceilán. Los amjayanos no terminan de comprender cómo la aspiración máxima de todo humano no es la de renacer amjayano, y tienen previsto que llegará un tiempo en que, habiendo renacido todos los hombres, por sus pecados, en diversas formas animales -con preferencia, los chinos en piojos y los hindúes en cucarachas-, no habrá sobre la tierra más humanos que los amjayanos, cuyas serán todas las riquezas... ¡Y que se pierda esta posibilidad porque un gobierno democrático pretenda imponer a palos la absurda creencia de que la Tierra es redonda!

Cunqueiro: O reino da chuvia (p. 323)

sábado, 8 de febreiro de 2020

De Queixumes dos pinos




Das africanas praias veciñas,
Como costuman,
Retornarán,
As amables e doces anduriñas;
E polo bardo,
Preguntarán.
 
Mais os curutos,
En onde os pinos
Queixarse soen,
Co vento soán,
Já sabedores
Dos seus destinos,
Cal quen teme dicir esquiva nova,
Nada dirán.
 

xoves, 6 de febreiro de 2020

Cunqueiro: "Cartomancia y sueños" [24.09.1961]

Yo no es que crea, pero me sorprende al ir leyendo de la claridad con que las cartas exponen los sucesos. A veces es como una novela, y se ve como un tipo sale de viaje, encuentra una rubia, se casa, le muere un tío en la Habana, lo atropella un tranvía y deja viuda joven -la sota de oros adelantada por el cinco de copas-, que se casa enseguida con un fabricante de calcetines o con un empleado de Hacienda. "¿Se casará mi viuda con otro?", le preguntaba un paisano en un cuento de Charles Louis Philipe a una cartomántica. "Su viuda es un gato, caballero", le dijo la avdivina. Y era verdad. El curioso era un solterón que vivía con un gato, y habiendo tenido unas anginas, soñaba casarse y tener quien lo cuidase. Murió dejando solo al gato, que era un siamés de rabo corto, muy ratonero.

Cunqueiro: O reino da chuvia (p.464)

domingo, 2 de febreiro de 2020

Candelaria

El dos de febrero es la Candelaria, y acontece que sea día claro, soleado, como si calentasen ese día las candelas de la Purificación; algo parecido al veranillo de San Martín, que ya se sabe que se nos mandó en memoria de la capa que Marín partió con el mendigo. En la literatura gallega medieval hay una hermosa canción, una pequeña obra maestra, que escribió un tal Pedro de Viviaez. Me gustaría que el trvador fuese paisano mío, lucense de nación, de San Esteban de Camoira, como imagina José María Álvarez Blázquez. Y habría que poner su nombre en el catálogo de los poetas provinciales, con Pedro de Ver, Lopo -que cantó la romería del Santo Etuelo, que acaso sea San Letuer de Miraz, en Friol-, Pedro de Armea, Xohán de Requeixo... La cantiga de Pedro de Viviaez se refiere a una romería el día de la Candelaria, en San Simón de Valdeprados. Mientras las madres queman candelas en la iglesia, en el atrio bailan las hijas delante de sus amigos: 

Nosos amigos todos lá irán / por nos ver, e andaremos nós / bailando ante eles, fermosas, en cós / e nosas madres, pois alá van, / queimen candeas por nós e por si /e nós, meniñas, bailaremos i.

 Será mediodía, en esa ermita de San Simón. El sol habrá roto el velo de la niebla. Las amarillas prímulas asomarán sus cinco pétalos entre la hierba húmeda todavía del matinal rocío. Las mozas bailarán "tellán" y "mourisco", cogidas de la mano. Habrá gaita, clara como un gallo al alba. Para encontrar algo con que comparar el oro pálido de que se viste la mañana, habrá que recurrir a esos países de la porcelana china, que vienen como poemas en Lacaste y en Gillet: "cuando la nieve levanta en Hsiao y luce el sol, y una dama le muda el agua a un pájaro encerrado en una jaula de mimbre pintado de verde". Y todavía no sería tan hermoso, como en los versos la cantiga de Pedro de Viviaez, ese San Simón de Valdeprados el día de las Candelas; las mozas bailarinas, también risueñas todas candelillas...

Álvaro Cunqueiro: "Vísperas de febrero", in O país da chuvia (p.326)

A música calada, a soedade sonora