Urinarios de Méndez Álvaro |
El sexo anónimo entre hombres se ha dado en todas las civilizaciones de la tierra, quizá porque entronca con algo animal, quizá porque siempre ha estado estigmatizado. O por la necesidad de conectar entre iguales, de ser uno mismo aunque sea por unos minutos.[...]
«El problema del cruising es que necesitas mucha gente alrededor para hacerlo», explica el autor [Alex Espinosa en Cruising. Historia de un pasatiempo radical]. «Necesitas extraños, necesitas variedad. El auge de la cultura del cruising está intrínsecamente ligado al auge de las ciudades-mercado de la Edad Media. Ciudades seguras. De repente se crearon espacios impersonales, plazas, calles y callejones compartidos por vecinos y familiares, pero también por viajeros, extranjeros y desconocidos». [...]
«El cruising […] está desprovisto de las dinámicas de poder que infectan las interacciones heterosexuales y existe fuera de las jerarquías tradicionales. El verdadero cruising permite a la gente establecer las condiciones de su deseo y que todos salgan satisfechos. Está basado en la igualdad».
En Historia del cruising: cuando el sexo es política
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