luns, 29 de abril de 2024

Carta de Pardo Bazán a Pérez Galdós

 Yo me acuesto contigo y me acostaré siempre. Me gustas más que ningún libro. Yo sí que renunciaría a la lectura para deletrearte a ti solo. ¿Qué mejor obra que tu espíritu simpático y fresco? Ven, que me haces falta.

Onte soñei que voltaba a Manderley…

xoves, 25 de abril de 2024

A Celeste. A enorme Celeste. 91 anos. Veio com a filha e a neta.

A 2 de Maio de 1933, nascia no Socorro, em Lisboa, Celeste Caeiro, a trabalhadora de restauração que começaria a distribuição de cravos pela população e pelos soldados a 25 de Abril de 74. Celeste trabalhava, na altura, num restaurante na Rua Braancamp, em Lisboa.

A bem da Nação

sábado, 20 de abril de 2024

Escarabeos

 Escarabeos egipcios de amatista, berilo, lapislázuli, esteatita, cristal de roca, cornalina, ágata, alabastro, esmeralda, obsidiana, sodalita y fayenza.

venres, 19 de abril de 2024

Félix Jacques Moulin (atr.): Muller núa, 1856

El famoso acertijo de la Araña Varys para Tyrion acerca del poder

 - ¿Os dejo con un acertijo, Lord Tyrion? -No esperó la respuesta-. En una habitación hay tres hombres de gran importancia: un rey, un sacerdote y un rico. Frente a ellos se encuentra de pie un mercenario, un hombre sin importancia de baja cuna y mente poco aguda. Cada uno de los grandes quiere que mate a los demás.

>>-Mátalos -dice el rey-, porque yo soy tu legítimo gobernante. >>-Mátalos -dice el sacerdote-: te lo ordeno en el nombre de los dioses. >>-Mátalos -dice el rico-, y todo este oro será tuyo. Y decidme... ¿Quién vive y quien muere? {....} Después de varias semanas {....} - Le he dado algunas vueltas -reconoció Tyrion-. El rey, el sacerdote, el hombre rico... ¿Quién vive y quien muere? ¿A quién obedecerá el espadachín? Es un acertijo sin respuesta; mejor dicho, con demasiadas respuestas. Todo depende de cómo sea el hombre de la espada. -Pero, en realidad, el hombre de la espada no es nadie -señaló Varys-. No tiene corona, ni oro, ni el favor de los dioses, sólo un trozo de acero afilado. -Ese trozo de acero es el poder de la vida y la muerte. -Exacto. Pero, si quien nos gobierna en realidad es el hombre de armas, ¿porqué fingimos que son nuestros reyes los que tienen el poder? ¿Por qué un hombre fuerte con una espada se plantearía jamás obedecer a un niño rey como Joffrey, o a un idiota borracho como su padre? -Porque esos niños reyes y esos idiotas borrachos pueden llamar a otros hombres fuertes, con otras espadas. -Entonces serían esos otros guerreros los que en realidad tendrían el poder. ¿O no? ¿De dónde salen sus espadas? ¿Por qué obedecen? -Varys sonrió-. Hay quien dice que el conocimiento es poder. Hay quien dice que el poder deriva de los dioses. Otros dicen que el poder lo da la ley. [....] -¿Vais a decirme la respuesta del maldito acertijo o sólo queréis empeorarme esta jaqueca? -Tyrion inclinó la cabeza hacia un lado. -De acuerdo -dijo Varys sonriendo de nuevo-, ahí va: el poder reside donde los hombres creen que reside. Ni más ni menos. -Entonces, ¿El poder es una farsa? -Una sombra en la pared -murmuró Varys-. Pero las sombras pueden matar. Y a veces, un hombre muy pequeño puede proyectar una sombra muy grande.
De Juego de Tronos

sábado, 13 de abril de 2024

Carlos Boyero: Estética deslumbrante para un Ripley que me carga

Se llamaba Patricia Highsmith. Es la escritora que más amo. He sido feliz con las pesadillas que ella narraba. Y a ellas retorno con pasión cuando todo parece triste, solitario y final. La imagen de madurez de esa escritora genial es la de una persona devastada, todo arrugas y hoyos profundos en su rostro, alguien con pinta de estar atormentado e infeliz. Pero este corazón solitario, esta borracha pertinente, también fue una constante seductora de mujeres, especialista en huidas sentimentales. Y escribir como una diosa. No tenía ambiciones artísticas en su prosa, pero se inventaba tramas, atmósferas, angustias con una imaginación, un suspense, un tormento fuera de lo común. Imagino que actualmente esa ilustre señora no necesitaría del empoderamiento y otras reivindicaciones de moda para imponer su inmenso talento, su narrativa perversa e hipnótica, el miedo, la tensión, la angustia, la fascinación que provoca en el lector.

La novela suya que más me enamora y me perturba es El temblor de la falsificación. Pero todas, o casi todas, son apasionantes. Y se inventó en varias de ellas a Tom Ripley, fulano absolutamente inquietante, amoral, buscavidas, capaz de matar sin el menor remordimiento cuando se siente acorralado, maestro del disfraz emocional y de la estafa, alguien tan turbio como temible. Lo encarnaron en el cine actores tan dispares como Delon (que sí, que era bellísimo pero excepto en las películas de Melville no le aguantaba), un acelerado y drogota Dennis Hopper, el siempre convincente Matt Damon y el sinuoso y sofisticado John Malkovich.

Y retorna Ripley en una osada apuesta de Netflix, ese certificado de mediocridad y clonismo al gusto popular, pero que también se permite el lujo de financiar productos con calidad. Y flipas con las pretensiones y el resultado estético de esta serie. Está rodada en tiempos donde solo se valora el color con un exquisito blanco y negro, capaz de recordarte el más insigne álbum de fotografías. Filmando Roma, Nápoles, Palermo y Venecia con una hermosura acongojante. Y luego, dale que te pego con infinitas escaleras para mostrarte el abismo mental del protagonista. Y dale que te pego con Caravaggio, asesino, genio, maestro de la luz, para que entiendas la complejidad mental de Ripley.

Artigo completo en El País, aquí

A música calada, a soedade sonora