luns, 28 de agosto de 2023

Los cinco amores de Federico

Pero, antes de entrar en ello, Pablo-Ignacio de Dalmases resume brevemente los que fueron los cinco grandes amores de Federico García Lorca y su evolución ideológica. 
El primero, quizá el más literario y cinematográfico, fue Salvador Dalí. “Conocido por su postura antimonárquica y surrealista, Dalí termina adoptando una posición conservadora, distanciándose de las ideas de juventud”, relata el periodista, que enfatiza la “ambigüedad sexual” del pintor surrealista, lo que plantea interrogantes sobre la naturaleza sexual de su relación con Lorca y su posterior matrimonio con Gala.

Su relación fue profusamente tratada -e inmortalizada-, al igual que también es muy conocido otro de sus noviazgos, el que mantuvo con Emilio Aladrén, un escultor de gran atractivo físico que Lorca conoció a través de Maruja Mallo, y con el que mantuvo una relación bastante desdichada. De nuevo, por encima de ideologías. Aladrén, según Pablo-Ignacio de Dalmases, acabó en la Falange y, después de la Guerra Civil, acabó como escultor de prohombres franquistas.

A Aladrén le sigue, cronológicamente, Rafael Rodríguez Rapún, actor y futbolista al que Lorca llamaba cariñosamente Tres Erres, al que conoció cuando era secretario de La Barraca y que, al contrario de sus amores anteriores y posteriores, mostró congruencia con sus ideales socialistas incluso en tiempos de guerra. Su compromiso con las Juventudes Socialistas y su participación en el Ejército Popular lo acabaron llevando a la muerte en Santander en 1937, en plena contienda y justo un año después del asesinato de Lorca.

El cuarto amor que cita De Dalmases no fue carnal. “Fue un amor por correspondencia, pero nunca llegaron a convivir”, explica. Se trata de Eduardo Rodríguez Valdivieso, un trabajador de banca granadino al que Lorca conoció en 1932, en una fiesta de máscaras, y con el que se estuvo carteando durante un año. “Fue un amor muy puro, muy platónico, pero otro amor casi imposible”, señala el periodista, que, aunque no ha encontrado datos relevantes de su peripecia posterior, todo le lleva a pensar que Rodríguez Valdivieso sobrevivió a la Guerra Civil y se integró en el franquismo -o, al menos, duda de que militara en el antifranquismo-.

Y, aunque a Rodríguez Rapún siempre se le ha considerado el último amor carnal de Lorca, el autor de Los novios de Federico apunta que existió una relación importante posterior. Según su investigación, el último gran amor de Lorca fue el periodista y crítico Juan Ramírez de Lucas, un adolescente de 17 años -por los 37 que tenía entonces el autor de Bernarda Alba-. Es aquel “rubio de Albacete” con el que el poeta inició una relación que se rompió por el rechazo de la familia, y que volvió a evidenciar la paradoja ideológica.

Y es que, según el historiador, tras la guerra civil española, Ramírez de Lucas se unió al ejército franquista y participó en la División Azul, recibiendo incluso condecoraciones por ello. A su regreso, se integró en la sociedad de la posguerra y desarrolló una carrera como periodista, trabajando para medios de comunicación como ABC. [...]

Algunos autores, de hecho, vinculan a varios de estos hombres con los Sonetos del amor oscuro, unos versos cuya redacción comenzó en 1935, meses antes de ser asesinado, y que permanecieron inéditos durante casi cincuenta años. La mayoría de expertos consideran que ese “amor oscuro” es Rodríguez Rapún, si bien algunos poemas ambientados en Castilla-La Mancha también podrían apuntar a Ramírez de Lucas, natural de Albacete.

El libro que publica Cántico, sin embargo, añade una anécdota que lo niega. Ocurrió en 1984, cuando los Sonetos del amor oscuro se publicaron en conjunto en el diario ABC. Cuenta Pablo-Ignacio de Dalmases que aquella fue una exclusiva que consiguió Luis María Ansón cuando estaba al frente del periódico y que, cuando los publicó, llamó a su puerta Ramírez de Lucas. Allí, en aquel despacho y con la exclusiva sobre la mesa, le contó a su director que él fue el último amante de Lorca.

Ansón le preguntó entonces si esos versos estaban dedicados a él, a lo que Ramírez de Lucas le contestó: “Yo con Lorca siempre tuve un amor tranquilo. Y esos son versos de un amor despiadado”. Todo apuntaba de nuevo hacia Rodríguez Rapún, como indican la mayoría de expertos. Pero el amor no entiende de análisis literario. Y aquel periodista y crítico volvió durante un segundo a ser El rubio de Albacete y sentenció a la expareja de Lorca con otra frase que recoge el libro: “Ramírez Rapún no se merecía el amor de Federico. Era tan cerdo que se acostaba con mujeres".

Artigo completo de de Diario de Córdoba, aquí

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