domingo, 4 de xuño de 2023

James Ivory, cineasta: “He vivido mi homosexualidad sin miedo y sin culpa”

Tras un par de décadas de relativo olvido, James Ivory (Berkeley, California, 94 años) protagoniza una especie de renacimiento. El Oscar al mejor guion adaptado en 2018 por Call Me By Your Name, el primero de su larga carrera, provocó que una nueva generación se acercase a su trabajo. “Estos redescubrimientos han sucedido siempre, en todas las artes. La diferencia es que a mí me pasa sin haber muerto todavía”, bromea el director desde su casa en Claverack, una mansión decimonónica en el valle del río Hudson, en el Estado de Nueva York. [...]

La vida de Ivory puede leerse como una historia de falos. Por lo menos, así la narra el propio director en su autobiografía, en la que pasa revista a todos los miembros viriles con los que se ha topado. “Bueno, no fueron tantos. Solo dos o tres…”, sonríe. Sus páginas lo desmienten. Está el de su mejor amigo del colegio, que intentó introducirse en la boca sin rozar el interior de sus mejillas “para evitar los gérmenes”. Está “el prepucio rosado y colgante” de otro, observado furtivamente en el gimnasio, que le recordaba “a las antiguas estatuas de mármol” de los manuales de arte griego. Está “la polla de aspecto pesado” de Ted, otro colega, “de la variedad mangueras de jardín”. Y, por último, también “la verga rosada que conjuntaba con las mejillas” del escritor Bruce Chatwin, con quien tuvo una aventura.

Asombra que Ivory, maestro del cine de época más refinado, el del deseo amordazado y la sexualidad recatada de las eras victoriana y eduardiana, que no admitió su idilio con Merchant hasta su muerte en 2005, se suelte de esta manera en la recta final de su vida. “No me da vergüenza. No quería ser insincero ni callarme cosas”, responde. En realidad, sus películas no fueron tan reprimidas como se suele creer. Su debut, La joven pareja (1963), ya incluía un personaje homosexual, igual que Autobiografía de una princesa (1975), Las bostonianas (1984) o un clásico del cine queer como Maurice (1987). “Fui educado en el catolicismo, pero cuando llegó el momento de elegir entre la religión y mi sexualidad, decidí dejar la iglesia. No tengo envidia de los gays jóvenes, porque yo también experimenté mi deseo con libertad. He vivido mi sexualidad sin miedo y sin culpa”.

Artigo completo [EP, 04.06.2023]

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