martes, 11 de abril de 2023

Vaciar pisos de lujo: “Lo que para ti son trastos, para otros son tesoros”

“Cuando entras a una casa, los objetos cuentan historias, cuentan tu vida. Nos dicen dónde has estado de viaje, si te gusta o no te gusta cocinar, si eres aficionado al tenis o si juegas al golf, si lees y qué lees, si escuchas música y qué música te gusta, si tienes o no hijos. Los objetos no mienten. Hace poco, estuvimos en una casa donde encontramos botes de farmacia, un microscopio, un vademécum y yo pregunté: ‘¿Médico o farmacéutico?’. Era médico”, cuenta a EL PAÍS Astrid Romero, quien, junto a su socia María López, fundó en 2018 Arquitectura del Orden, una empresa que se dedica a ordenar trastos para vaciar hogares, organizando mercadillos en las propias casas que necesitan liberar espacio y que funciona, principalmente, gracias al boca a boca y al crecimiento de su coqueta cuenta de Instagram, donde acumulan cerca de 31.000 seguidores. 

Nos encontramos en la última planta de un imponente edificio de la madrileña calle de Lagasca, un ático de grandes dimensiones y una deliciosa terraza por donde la luz entra a raudales, iluminando todos los rincones. Aquí dentro todo está patas arriba. Sobre la encimera de la cocina se exponen vajillas familiares, libros de cocina, pequeños y grandes electrodomésticos, cazuelas, bandejas, fuentes y morteros. En el salón, todavía dentro de una caja aunque lista para ser colocada en un lugar de preferencia, se encuentra una vajilla inglesa Spode del siglo XIX, de porcelana esmaltada en azul, a punto de ser instalada sobre una imponente mesa de madera maciza. También hay muebles y lámparas de estilo modernista, óleos con naturalezas muertas, divanes, sillas y sillones, jarrones con florituras, mesitas auxiliares de cristal, ceniceros, libros. En una de las habitaciones principales, encontramos sobre la cama sábanas, edredones y mantas, bordadas con las iniciales de la familia. Todo lo que hay alrededor—desde los cucharones de cocina hasta los abrigos que cuelgan en los armarios— está a la venta. En menos de tres días, una ingente cantidad de personas ajenas por completo a quienes habitaron entre estas paredes vendrán a llevarse un pedacito de su historia a precio de saldo.

Artigo completo en El País (25.03.23)

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