luns, 27 de febreiro de 2023

Peridis y Beato de Liébana

Beato de Osma, f°139 Las Ranas
 José María Pérez González, siempre conocido como Peridis, ha publicado una novela sobre “el artista español de más categoría de la Edad Media, Beato de Liébana, hoy famoso a nivel mundial”, dice en su casa, en Madrid. “Personaje fascinante”, fue un teólogo del siglo VIII que ha dado nombre a unos códices ilustrados, los beatos, “de los que quedan una treintena en todo el mundo, la mayoría en España, pero también los hay fuera, como en la Biblioteca Nacional de París, en bibliotecas de Estados Unidos…”, señala Peridis mientras hojea el facsímil de uno de ellos, el Beato de Valcabado, cuyo original está en la Biblioteca Histórica de Santa Cruz, de la Universidad de Valladolid. La relevancia de Beato, unido a que Peridis nació hace 81 años en Cabezón de Liébana (Cantabria), “a cuatro kilómetros” del monasterio en el que moró el religioso, y a que es dibujante, motivó que se decidiera a contar sus vicisitudes en El cantar de Liébana (Espasa). Un libro en el que reivindica “la visión ibérica que había en aquella época del bien y el mal, porque los beatos son parte de nuestra memoria”. [...]

Peridis se ha entregado a la máxima horaciana de deleitar enseñando. Él es primero que ha aprendido de Beato, “que probablemente nació hacia el 730 y se sabe que huyó de Córdoba, más o menos con 40 años, a Liébana, zona cristiana, y que estaba bajo la férula del arzobispo de Toledo, Elipando, primado de España”.

Pero Beato se rebela contra su jefe porque este, “para tener una entente con los musulmanes”, que habían invadido la Península en 711, “adoptó la doctrina del adopcionismo, que sostenía que Jesucristo era hijo adoptivo de Dios, lo que desafiaba los fundamentos de la fe cristiana, como la divinidad de Cristo y su resurrección”, explica. El monje se va de la España musulmana a un monasterio en Cantabria, hoy conocido como Santo Toribio de Liébana, “donde vive hasta los sesenta o setenta años”. Allí se marca como misión refutar la doctrina de Elipando escribiendo “en un latín muy poco culto, según los expertos”, sus célebres Comentarios al Apocalipsis de San Juan. “Como sus argumentaciones teológicas resultan muy farragosas y él quería llegar a todo el mundo eclesiástico, incluye en los pergaminos unas imágenes muy potentes, cuasi psicodélicas”.

Ha nacido el códice conocido como Beato de Liébana. “Un corta pega maravillosamente ilustrado, aunque infumable para la lectura actual. Es un refrito porque Beato cogía una frase de un santo padre del Evangelio, aunque no decía de quien, y añadía sus comentarios, pero tampoco aclaraba qué parte del texto era suya y cuál no. Es un hombre que intenta nada menos que explicar lo que quería decir el Apocalipsis”.

¿Fue él el artista que iluminó ese y otros manuscritos? “Mi impresión es que en el monasterio montó un buen scriptorium en el que se hacían copias” (sala dedicada a este fin como la que puede verse en la película El nombre de la rosa). “Creo que fue el patrono de aquellos ilustradores. Esas obras eran como los cómics de hoy, con un argumento, que Jesús era hijo de Dios y que los que predicaban el adopcionismo son herejes. Beato escribe entre líneas, como se hacía en la Transición, porque no cita a su jefe ni al islam”.

La fe de Beato y su habilidad como comunicador lograron movilizar a Carlomagno y al Papa contra su superior, que acabó excomulgado. “Y el libro se convierte en un best seller del que se harán copias a lo largo de cinco siglos, seguirá vigente gracias a las Cruzadas y la Reconquista, pero cada ilustrador crea sus propias imágenes según la época, como pasó con el Quijote, con lo que cada beato es distinto”. Curiosamente, el beato primerizo no se ha encontrado, aunque hoy quedan descendientes como el mencionado Beato de Valcabado, en Valladolid, o el Beato de San Andrés de Arroyo, en París, en la Biblioteca Nacional de Francia.



¿Por qué Beato, que murió en torno al 800, se fijó con el Apocalipsis y no con otros textos sagrados para echar un pulso a Elipando? “El Apocalipsis había sido un libro de resistencia en la época de Diocleciano”, emperador romano que persiguió con especial odio a los cristianos. “Y como estamos en época de los musulmanes en la Península, Beato siente que su iglesia está perseguida, que los cristianos eran ciudadanos de segunda”. El apocalipsis para estos bellísimos manuscritos llegó con la desamortización, en el siglo XIX: “Los conventos estaban en ruinas y antes de que se vinieran abajo, vendían su beato”.

Ningún comentario:

Publicar un comentario

A música calada, a soedade sonora