Que ya no escriba.
Que ya no hable, me pidieron.
Que calle.
Que todo es inútil, me dijeron.
Que no vale la pena tanto esfuerzo.
Sin embargo,
afuera, en la calle,
voces anónimas, sombras, casi sombras
reclamaban el viento, la lluvia azul,
el cielo.
Que ya no hable, me pidieron.
Que calle.
Que todo es inútil, me dijeron.
Que no vale la pena tanto esfuerzo.
Sin embargo,
afuera, en la calle,
voces anónimas, sombras, casi sombras
reclamaban el viento, la lluvia azul,
el cielo.
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