venres, 12 de agosto de 2022

Modlin

 ¿Pero quién demonios son los Modlin? Como no queda más remedio que simplificar no una, sino tres vidas de golpe y porrazo, intentemos abrir el apetito para que la curiosidad acabe en un buen atracón a gusto de cada consumidor. Elmer Modlin fue un actor norteamericano que, frustrado por no triunfar en su país natal y bajo el temor de que su hijo, Nelson, de 17 años, sea llamado a filas para combatir en Vietnam, decide viajar y afincarse en Madrid en plenos años setenta junto a su esposa, Margaret, pintora. Decir que Elmer y Margaret estaban obsesionados con la fama es quedarse cortos. Autoproclamado como el primer soldado americano que pisó Nagasaki tras la bomba atómica, Elmer deambuló sin pena ni gloria como actor secundario en películas de mala muerte en EEUU.


Su mayor éxito es tan inquietante como metafórico, pues Elmer es uno de los extras que observan el bebé de Mia Farrow en la escena final de La semilla del diablo, de Roman Polanski. Ya en España repite papeles sin nombre en películas como Viva la clase media, de José Luis Garci, un episodio de Curro Jiménez o un anuncio de El Corte Inglés. Mientras él buscaba la gloria como actor, su esposa Margaret se dedicaba a pintar siempre con luz artificial en su piso de Malasaña, del que prácticamente no salían nunca. Su objetivo vital, ser recordada como la mejor pintora del Apocalipsis de todos los tiempos. A lo largo de un sinfín de cuadros de ambientación tétrica, religiosa y surrealista, su marido y su hijo Nelson, además de ella misma, aparecen siempre como modelos en fotografías que tomaba previamente para que le sirvieran de punto de partida. “Novelísticamente me interesaba mucho cuando los tres eran uno, el tri-ser que formaban al llegar a Madrid. Pero al personaje al que he cogido más cariño es a Nelson, sobre todo desde el momento en que se libera de la locura intelectual de sus padres”, subraya Paco Gómez sobre su libro.

Elmer y Margaret cincelaron a su hijo en torno a la fama desde su mismo nacimiento, lo que con tiempo acabaría convirtiendo la existencia de Nelson en una odisea hacia la nada que culminó huyendo de sus padres tras unos años en Madrid. Querían que fuera actor, modelo, locutor de radio o cualquier cosa que le sirviera para obtener el reconocimiento que la sociedad les había negado a ellos. Pero nada de eso funcionó, y Nelson les abandonó para irse a vivir a Guadalajara. Tras su partida apenas se veían anualmente de forma esporádica, y con el paso del tiempo los tres morirían con apenas cinco años de diferencia. Margaret, la primera, en 1998, su hijo poco después y su marido, cuyo cadáver encontraron en casa abrazado a una botella, en 2003.

Los cuadros, fotografías y restos de los Modlin acabarían poco después en cubos de la basura, pero el destino quiso que Paco Gómez diera con ello y cambiara sin quererlo el rumbo de tres vidas condenadas al olvido. “Indudablemente su vida estaba condenada al olvido así que algo de fama les he dado. De todas formas la gloria que Margaret buscaba no está a mi alcance, soñaba con una fama eterna e imposible más próxima a los tiempos geológicos que al leve paso de un ser humano sobre la Tierra”, concluye Paco Gómez. Su libro, que puede comprarse a través de esta página web, servirá al menos para calmar las ansias de éxito de una familia que, en lugar de a la vida, se aferró a una quimera.

David Ortega na revista Cactus

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