luns, 7 de setembro de 2020

Sodomitas de Valencia: III.-Cargos contra Mosén García Ferrer (1617)

Mosén García Ferrer, presbítero, fraile expulso de la orden de San Agustín que traía el hábito de San Juan, maestro de niños en el lugar de Bétera, de más de 52 años, fue testificado por once testigos varones, los dos mayores, presbíteros, que dijeron de oídas de los demás, que fueron menores, muchachos de hasta doce años, discípulos del dicho reo, de que enseñaba a dichos muchachos a ser sodomitas, haciéndoles que se conociesen carnalmente, metiendo sus miembros genitales los unos a los otros y alternativamente por los óculos traseros, tomándoles el dicho reo sus miembros en las manos y poniéndolos en los óculos de los pacientes, haciendo a los agentes hacer fuerza hasta que los metiesen dentro ( ... ) Dijo uno de los testigos, menor de edad de doce años, que el reo hacía lo que está referido, haciéndoles decir las oraciones cuando estaban en dichos actos torpes; y que habiendo ido el dicho reo a otro lugar llevó consigo este reo al testigo y que estando en la cama le besó y abrazó muchas veces y le volvió boca abajo y le metió el miembro genital en el trasero haciéndole mucho mal y se quejaba mucho de ello y que se lo tuvo dentrometido y allí derramó y le mojó y se halló mojado y sintió dentro mojado como de agua y que después de lo sobredicho se le hizo al testigo una potra, o enfermedad de una hinchazón de que debió curar muchas veces. Otro testigo de los menores de edad, de 10 años, demás de haber dicho lo que pasaba de la mala enseñanza que les hacía, contestando con los demás, dijo contra este reo que estando los dos acostados, le tomaba el reo su miembro y se le hacía poner tieso y le enseñaba a que el testigo le tomase el suyo, y que así lo hacía, y el dicho reo hacía que se lo menease entre las manos y haciendo esto echaba una cosa áspera que se le pegaba en las manos, y que una vez hizo el reo que el testigo le tomase su miembro en la boca, y se lo mamase, y que le echó dentro una agua algo salada, y que hacía que le rascase sus vergüenzas y hacía que el testigo le metiese al reo los dos dedos en el óculo trasero y que estuviese allí meneándolos, y por esto le besaba. Otro de los testigos menores de doce años dijo que cuando los hacía subir a hacer dichas torpezas decía que subiesen a hacer penitencia ( ... ) [La Suprema] mandó que el dicho reo fuese degradado verbalmente y sirviese en las galeras de Su Majestad al remo y sin sueldo cárcel perpetua donde se le señalase y trescientos ducados para gastos extraordinarios. Y habiéndole sido notificada la sentencia y entregado a la justicia seglar para que le enviase a dichas galeras, hicieron relación los expertos que era quebrado y no podía remar, y estando en consulta ante V. Sa. este negocio, para que mandase conmutar las galeras en otra pena, le sobrevinieron siete testigos, los dos mayores, de oídas de los otros cinco, que fueron cuatro muchachos y una niña, todos de ocho a diez años, los cuales le testificaron que estando como estaba preso el dicho reo le dieron oficio de sacristán de la capilla de dicha cárcel y allí los enseñaba a leer y que los azotaba a título que no sabían las oraciones, y que cuando se tenían a cuestas les hacía echar las faldas de la camisa sobre la cabeza y les decía que no le volviesen a mirar, y que estando así le sentían que se hacía la puñeta dentro la dicha capilla.

A.H.N., lnq., lib. 939, fol. 256rº -259v

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