mércores, 15 de xaneiro de 2020

 A Lence le tocaba decidir, y sin apelación, lo que era memorable o no, lo que pasaba a los anales mindonienses o se dejaba al vendaval. Le preguntaba a José María de la Fuente: "¿E meterei a Alvarito Cunqueiro entre os fillos ilustres de Mondoñedo?"

Esto lo trajo muy preocupado algún tiempo, pero yo ya estaba en su Guía de la Muy Noble, Leal y Fiel Ciudad de Mondoñedo, porque con un hermano de José María, Edmundo de la Fuente, le había ayudado una noche a medir el perímetro de la urbe, siguiendo las rondas y por donde iría la cerca que mandó construír D. Martín el Calígrafo. Al día siguiente me gritaba Lence desde la ventana de su casa: "Xa escribín o capítulo da Guía coas medidas! Xa pasaches á Historia!".

Tenía un sentido heroico de la lealtad mindoniense. Tengo para mí que cuando suponía que alguien no dedicaba a Mondoñedo los vítores que él consideraba el mínimo cortés, acariciaba en su armario aquellos sables que tenía de guerrilleros de la Inbdependencia o del Rey Legítimo, que teminaron sus días siendo canónigos y racioneros en nuestra Catedral, y pasaban por su corazón ventoleras de pasos honrosos de la antañona y estrepitosa caballería. Salía de sus casillas áspero y ciego, y no se paraba en barras.
José de Cora: "Lence-Santar, el cruzado del honor mindoniense", El Progreso (14.01.2020)

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