mércores, 4 de decembro de 2019

Lawrence Schimel: Después


Me pidió ducharse antes de irse.

Luego se vistió y se marchó, con un último beso y un «gracias», todo correcto pero nada más.
Por un lado me alegró, porque no me apetecía dormir acompañado esa noche y menos con un desconocido. Pero el polvo no había estado mal y no me hubiera importado volver a verle. Tampoco yo le dije nada. Pero era un golpe a mi autoestima. Aunque no quisiera verle de nuevo, quería que a él sí le apeteciese.
Entré al baño para mear antes de acostarme.
Y mientras tiraba de la cadena, empecé a reírme: había escrito su número de teléfono en el vaho de la mampara de la ducha.

 

Ningún comentario:

Publicar un comentario

A música calada, a soedade sonora