sábado, 21 de xullo de 2018

Karmelo Iribarren: Lisboa


 Fue en el bar del hotel,
la última noche, después
de aquel paseo por el puerto.
De repente –y sin venir
a cuento-, te pusiste
a llorar como una tonta,
no sabías por qué,
por nada, porque estabas
algo borracha y me querías.
¿Te acuerdas? Al camarero
le recordaste a su mujer.

Ningún comentario:

Publicar un comentario

A música calada, a soedade sonora